viernes, 31 de enero de 2014

06- La danza del pájaro de fuego

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Relato sobre la canción “Esta bien (La danza del pájaro de fuego)”



Existe, en las realidades alternativas o paralelas a la experiencia cotidiana (los sueños, las esperanzas, la poesía, etc.) un cierto pájaro… ¡el Pájaro de Fuego! El ave puede aparecer en cualquier parte del mundo. Muchas culturas lo conocen por distintos nombres y le atribuyen a su danza y canto distintas características que amoldan a su propio folclore. Aunque algunos dudan de su existencia y otros jamás siquiera oirán hablar de ella, existen testimonios que dan crédito a sus acciones.

En un antiguo cuento popular ruso, consta una referencia a su existencia. La historia del príncipe Iván, al que el Pájaro de Fuego regaló una pluma, como obsequio por perdonarle la vida al dejarlo en libertad y la anécdota fue inmortalizada fuera de Rusia a principios del siglo XX, cuando el gran compositor Igor Stravinski basó su primer ballet “El pájaro de Fuego” en esta historia. Pero no es sobre este relato en particular, del Príncipe Iván y de la princesa que pudo rescatar gracias a la pluma obsequiada por el Pájaro de Fuego, que quiero escribir. Sino sobre otras virtudes del ave que quizás son menos conocidas... al menos de forma consciente.

Se cree que el ave acude en ayuda de aquellas personas que se han encontrado el uno al otro, pero por misteriosas razones del Destino, no pueden estar físicamente juntas. Y es que a veces entre los seres humanos, suele ocurrir que dos almas perdidas no pueden o no deben estar juntas y, ante la partida de una de ellas, el desasosiego invade, conquista y reina.

Es aquí cuando acude en ayuda la hermosa ave.

El Pájaro de Fuego, como toda ave, tiene la propiedad de volar bajo la lluvia sin mojarse debido a las características de su plumaje, pero a diferencia de las demás especies, el Pájaro de Fuego posee una cierta energía, la cual emite en forma lumínica, Esta energía, hace que el ave tenga la cualidad de poder volar más allá, más alto que cualquier tormenta. Esta energía se cree que es parte de su ser y que las emanaciones ocurren a través de sus poros y se abre paso a través de su plumaje. Tal es su brillo que las pocas gentes que la han visto, afirman que es de oro. Pero lo que baña su exclusivo plumaje no es oro, sino la energía mística natural de la que les hablo. Algo imposible de transcribir y aún de comprender para el hombre.

Lo cierto es que el ave se aparece en los sueños de los descorazonados, no en los sueños nocturnos, sino en aquellas tardes en que, producto del desvelo de la noche anterior, las almas en pena se quedan entre dormidas en un sueño involuntario, más producto de la depresión que de la necesidad fisiológica de dormir. En el sueño, el ave realiza su coreográfica danza que es acompañada de un canto sincopado, para nosotros los rioplatenses, con cierto arrastre canyengue.

Quizás sea el tango la música más apropiada para describir los movimientos y el canto del ave. Y es que el ritmo tanguero no se somete a un compás exacto. Hay un corrimiento minúsculo del tiempo, que tiene que ver con “lo cultural”, esas milésimas de segundos corridos de la marcación del tiempo exacto hacen la diferencia. El arrastre representa la protesta, la fuerza y el coraje necesarios para seguir adelante. Ante un tiempo que nos marca constantemente en la vida, que nos exige seguir y no corrernos del su pulso, es ahí donde el tango se revela, se enoja, y desafía a la marcación.

El ave danza y canta su tango en el sueño del desesperado. Al bailar suelta algunas pequeñas, hermosas y brillantes plumas que caen dentro de la mente del soñador. Estas tienen las chispas de la energía vital del ave y permanecerán allí, para que cuando despierte, el alma en pena, recobre fuerzas para a atravesar su tormenta, elevarse más allá y lograr la perspectiva necesaria para continuar la vida, y así, seguir el camino del solitario, el tiempo que sea necesario.

La mayoría de las personas que se recuperan de la pérdida de su amor, no son consientes de la responsabilidad de la hermosa ave y jamás se enteran de lo ocurrido en sus sueños.



Sin embargo algunas personas, muy pocas, lo saben o al menos lo sospechan. Y según cuentan, es el canto del pirincho, aquella ave que puede escucharse en los últimos compases de “It’ok (The Firebird’s dance)” de Submarino Espacial, la melodía escuchada en los extraños sueños.





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